Un día como hoy surgio la idea de preguntarse "¿donde te hubiese gustado estar y por qué?" y fue inevitable pensar en una recordada tarde de la historia de Chicago. Un partido del que no hay muchas imagenes, menos videos, pero si hay muchos comentarios escritos en libros que hablan de la historia del club y por supuesto muchos testigos.
Mi momento que no vivi pero me encataria hacerlo data del 31 de octubre de 1981. Como todo hincha del Verde sabe, ese año es el primer ascenso del club a Primera Division. Pero no se trata del ultimo partido en Mataderos que definio el campeonato para el equipo de Ferreiro. Esa tarde, a falta de 12 puntos por disputar, Chicago ya le sacaba 6 al tercero (ascendian el primero y el segundo, como hoy en el Nacional) y visitaba a uno de los animadores del certamen: el Club Atletico Atlanta, en su Estadio de Villa Crespo. Un partido visagra en el que, como siempre, la tribuna visitante desbordaba de seguidores del Torito.
Las cosas no comenzaron del todo bien. Abrió la cuenta un joven Alfredo Graciani (si, el mismo que luego jugo en Boca Juniors en Primera) y las cosas se empezaban a complicar para Chicago. Otra vez los fantasmas de todos los años que se acariciaba el ascenso y se perdia por poco.
En el ST empezó a dejar de ser un partido mas para convertirse en un capitulo de los mas recordados de los 100 años que hoy tiene el club. Rattalino marcó el empate con un zapatazo que sorprendio a todos (no fue un jugador acostumbrado a hacer muchos goles) inclusive a el mismo que en reiteradas oportunidades declaró que "no sabia para donde salir a festejarlo" y luego Roque Erba de cabeza le dio la ventaja por 2 a 1 al lider del Torneo.
¿Terminó toda la anecdota ahí? No. El arquero titular Traverso era baja, por lo que el suplente Tripichio ocupaba el arco verdinegro. Y nadie imaginaba el papel que deberia asumir este en esta ultima parte de la temporada.
A falta de pocos minutos para el final, el juez cobra penal para los Bohemios, y como marca la historia A SUFRIR CHICAGO.
Algun testigo sobreviviente recuerda la imagen del "1" mirando a la parcialidad verdinegra (ubicada en la vieja tribuna visitante que estaba sobre el lateral de la cancha, viendolo desde la TV a la izquierda) e implorando que algo suceda. El ejecutante era ni mas ni menos que Hrabina, otro que mas tarde jugaría en la elite del futbol nacional. Pateó y 1 segundo despues el arquero suplente del plantel campeon de 1981 se convirtió en una pieza clave para la consagración deteniendo el penal y desatando el delirio de los miles de hinchas de Nueva Chicago que se hicieron presentes en el Estadio de la calle Humboldt.
Relatando, sinceramente, uno llega emocionarse solo de imaginar haber vivido semejante momento. Por eso es que es, sin lugar a dudas, el momento que no viví pero me hubiese gustado hacerlo.
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